Y al final no todo fue tan pacífico como se creía. Después del clásico tucumano, una familia fue agredida de manera salvaje a pocas cuadras del Monumental. Lo que había empezado como un festejo terminó con un enorme susto, en una guardia médica.
A al hora del partido, Elsa Lezcano había ido a ver a unos paciente en el sanatorio donde trabaja como médica. Después salió con intenciones de festejar el triunfo de San Martín y subió a su auto junto a sus hijos de 12 y 16 años, y un sobrino de 24. Tomaron por calle Muñecas hasta la avenida Sarmiento, doblaron y el intenso movimiento de gente que salía de la cancha los obligó a parar antes de llegar a Laprida.
"Primero vino un joven que se ofuscó tremendamente porque llevábamos banderas y camisetas, se acercó y me pegó una trompada y me rasguñó el brazo. Ahí nomás aparecieron otros y les pegaron trompadas a los chicos que estaban atrás" relató, todavía sin poder creer lo que le tocó vivir.
"Otros inadaptados me encerraron y me patearon el auto, no dejaron de pegar jamás. El auto quedó todo abollado y los chicos golpeados, se metían debajo de los asientos para que no les peguen más. Les pedía que paren pero nadie me escuchaba ni hacía nada. Lo peor es que no había un policía en la zona", denunció la mujer.
Lezcano dijo que suele ir a la cancha y participar de festejos. "Soy una hincha del fútbol tucumano, es la primera vez que nos pasa algo así", dijo. Tras el ataque sufrido, debieron dirigirse a una guardia médica. "Por suerte fueron solo contusiones y rasguños. Ahora me haré una placa de tórax porque estoy con mucho dolor en las costillas, me metieron una trompada en el pecho", comentó.
La familia regresó a su casa "con una angustia terrible y sin ánimo de nada".